viernes, julio 26, 2024
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UN MENSAJERO LLAMADO: CÁNCER

Por: Diandra Iguarán

Fui diagnosticada con cáncer de mama a los 34 años de edad y mi bebé tan solo tenía 4 meses de nacido. Desde antes, cuando alguien mencionaba o hablaba de una persona que padecía cáncer, el mensaje que llegaba a mi corazón era: la cura reside en él, fue tal vez esa convicción, sabiduría interior la que me hizo enfrentar la enfermedad con una actitud de positivismo y lo que despertó en mí la necesidad de leer, estudiar e investigar; certeza que me llevó a convertirme en health coach y tener como uno de mis propósitos guiar a mujeres que han atravesado por un padecimiento de salud, a que encuentren esos recursos que habitan dentro de todos para sanar y lograr su mejor versión; pues hoy en día estoy totalmente convencida que la enfermedad es ese llamado que nos hace la vida para rendirnos amor.

Es precisamente allí, en el amor, donde reside el misterio que rodea esta y muchas otras enfermedades en la humanidad, las cuales no son solo físicas, sino del alma, pues el mundo está escaso de amor. El cáncer es un recordatorio de lo pasajeros que somos en este planeta, es aquella palabra que simboliza lo vulnerable que somos todos cuando la muerte toca nuestras puertas; independientemente cuál sea tu posición social, edad, género o raza, muchos hoy viven con cáncer, aunque no lo padezcan, se limitan a sobrevivir y sobrevivir no es vivir.

¿Cuál es el mensaje que hay detrás de esta enfermedad?, ¿por qué los casos están en aumento?, ¿por qué es cada vez más recurrente en mujeres jóvenes?, ¿no hay una causa precisa?, ¿en dónde se encuentra la cura?, ¿por qué padecerla para muchos es una condena para toda la vida?, sentencia que me hizo uno de los médicos que estudió los resultados de mi biopsia, no olvido esos labios que me decían: “Esta enfermedad no tiene cura”; sin embargo, agradezco profundamente sus palabras, porque detonaron en mí ese interrogante que me llevó a enfrentarla con osadía, hacerle un cara a cara donde aceptaba su llegada, pero también le manifestaba su corta estadía.

El cáncer nunca fue mi detractor, sabía que lo único poderoso que había detrás de él era su ¡mensaje!, el cual venía desde un ‘¿para qué?’, y no a partir de un ‘¿por qué?’ Por ello, hoy tengo como misión llevar ese mensaje que la vida quiso que se manifestara a través de mí. La presencia de esta enfermedad en la humanidad es un reclamo, ¿vivimos o sobrevivimos?, ¿le estamos sumando vida a los años?, o ¿cada día morimos lentamente? ¿Qué es eso que está faltando en la medicina?, o ¿qué es más bien lo que está faltando en nosotros?

¡El cáncer es un grito que clama amor!, amor por nosotros mismos, pues nos educaron con valores como la bondad, generosidad, el amor hacia el otro; pero poco nos mencionaron que debemos ser bondadosos y generosos con nosotros y que el amor debe empezar primero desde nosotros. Nos enseñaron a cultivar nuestro amor propio desde lo externo, nos dijeron que esa vasija se llenaba con títulos, posesiones y honores. Hemos limitado ese concepto de amor propio en la relación que tenemos con los demás, pensamos en la falta de amor propio cuando hemos sido maltratadas o abusadas, y aunque eso quizá es una de sus consecuencias, el amor del que hablo va más allá.

Rendirnos amor es dedicarnos tiempo, vivir un día a la vez, soltar el estrés o las preocupaciones que, muchas veces, son más inventadas que reales. Amarnos es poner límites sanos, donde podamos ser nuestra más grande expresión y nada ni nadie nos restrinja o impida ser lo que somos; sin el miedo a nuestras espaldas, porque Dios y la vida siempre respaldan los actos de amor, ¿qué podemos perder más que a nosotros mismos?

Amarnos es aceptarnos, sin peros o condiciones, con la seguridad de que somos suficientes y estamos completos, ya que ¡un título, estado marital o nuestras posesiones son adornos! Amarnos es llenar nuestra mente de pensamientos positivos y, así, nuestro cuerpo de reacciones químicas positivas.

Amarnos es elegir siempre nuestra paz y tranquilidad por encima de cualquier trabajo, relación o situación. El amor no nos va a alejar de la muerte, pero si nos hará vivir mejor, lo cual significa ¡estar con salud y calidad de vida, hasta que se cumpla nuestra fecha y plazo de vencimiento!

Crédito de fotografías: José Daza.

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