viernes, julio 26, 2024
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ESTRÉS EN NIÑOS: CÓMO IDENTIFICARLO Y COMBATIRLO CON ACTIVIDADES PRÁCTICAS Y SENCILLAS

El estrés, ansiedad o depresión, hacen parte de los problemas psicológicos que pueden exteriorizar los más pequeños de la casa; sin embargo, en ocasiones, estas circunstancias suelen ser ignoradas por sus cuidadores, quienes, posiblemente, omitan señales claves, las cuales ayuden a prevenir patologías futuras. Particularmente, en el caso de Colombia, el 88% de los niños han presentado dificultades en la salud mental, luego del confinamiento obligatorio. Asimismo, una encuesta de 2022, en Reino Unido, mostró que el 6% de los menores, entre 10 y 15 años, se encuentran insatisfechos con su vida. En Corea del Sur, estudios de 2022 informaron cómo el 87% de jóvenes, de 11 a 17, no son felices, debido a la falta de sueño, además de las largas jornadas escolares. Lo anterior, ocurre en diferentes rincones del mundo, pues según UNICEF, aproximadamente, el 13% de los adolescentes en el planeta padecen algún desorden mental.

Particularmente, el estrés se ha convertido en una de las principales dificultades que atraviesan las personas a cualquier edad, definiéndose como la respuesta de tensión física y emocional, producto de situaciones apremiantes o frustrantes. En ese sentido, resulta importante identificar si es de tipo agudo, desencadenado en condiciones específicas, durante breves periodos; o crónico, presente a lo largo de semanas, hasta meses, provocando diferentes patologías, por ejemplo, obesidad, diabetes, presión arterial alta, alteraciones menstruales y mucho más.

En el caso de los niños, existen distintas situaciones dentro del entorno que pueden desencadenar estrés, por ejemplo, discusiones con amigos, dificultades económicas o de convivencia en la familia, cambios en el cuerpo y pensamientos negativos; asimismo, sucesos considerados positivos: nuevas actividades, grandes eventos, vacaciones, una mudanza, además de la presión por obtener buenos resultados académicos; esta última se ve de manera generalizada en países como Corea del Sur, Japón, China o Singapur. Teniendo en cuenta lo anterior, cobra relevancia saber identificar las señales de alarma, entre ellas, irritabilidad, comportamientos diferentes, tristeza, llanto, inconvenientes para dormir, falta de concentración, dolores de cabeza, malestares estomacales y muchas otras.

RECOMENDACIONES PARA MANEJAR EL ESTRÉS EN LOS NIÑOS

RELAJACIÓN MUSCULAR PROGRESIVA. Esta técnica propone que, a través de la relajación física, se consiga calmar la mente, logrando disminuir el estrés, ansiedad, dolores de cabeza, incluso, mejorar el sueño. En ese sentido, empieza colocando al niño en una posición cómoda con los ojos cerrados; luego, indícale llevar la atención a su respiración; posteriormente, guíalo para concentrarse en cada parte del cuerpo: palmas, brazos, hombros, mandíbula, rostro, estómago, piernas y pies, a fin de eliminar tensiones de manera consciente, imaginando acciones como apretar un limón con sus manos.

ENSEÑAR BUENOS HÁBITOS DE SUEÑO. La falta de sueño puede desencadenar irritabilidad, cambios de humor, además de afectar el correcto funcionamiento de sus habilidades motoras y mentales; por ello, desde pequeños, es importante establecer una hora de dormir, sin variarla durante los fines de semana, y crear rutinas previas, con el fin de permitirle al cuerpo relajarse, entrando en el estado adecuado para ir a la cama. Entre las opciones encontrarás leer, escribir, apartar dispositivos electrónicos, tomar un baño, apagar las luces, incluso, utilizar difusores de aceites esenciales.

UN PROBLEMA, MUCHAS SOLUCIONES. Las dificultades son una constante de la vida; debido a ello, resulta importante, desde temprana edad, enseñar a los niños a no centrarse en el malestar que causa el problema, sino a encontrar soluciones. Así pues, ante los obstáculos, puedes indicarle un sistema de tres pasos, empezando en la validación de las emociones, es decir, identificar qué siente; luego, procesarlas, dejándole al sentimiento seguir su curso, para, después, llevarlo a un lugar seguro donde halle calma; por último, ayudarlo a pensar en cómo resolver los conflictos.

EXPRESAR EMOCIONES Y PENSAMIENTOS. Una de las principales claves para desarrollar la inteligencia emocional, que luego le permita al niño atravesar diferentes dificultades en la vida, es reconocer y saber expresar sus sentimientos o pensamientos de manera adecuada. Por lo anterior, si notas malestar en el pequeño, siempre será importante escuchar cómo se siente, validarlo e identificar la raíz del conflicto; así pues, debes adoptar una postura receptiva, haciendo preguntas acerca de qué está provocando dicha sensación y conversar sobre la situación en cuestión.

TIEMPO PARA MOVERSE. En muchas ocasiones, se ha demostrado el beneficio del ejercicio para las personas en situaciones de estrés, ansiedad o depresión; así pues, los niños no son la excepción, por ello, realizar actividades extracurriculares resulta necesario, con el fin de garantizar el correcto desarrollo de los más pequeños. Involucrarse en algún pasatiempo les permitirá expresarse de diferentes formas, aprender a relacionarse, conocer su cuerpo y crecer de manera saludable; además, si los acompañas, podría facilitar la conversación acerca de cualquier tema que te preocupe.

LLEVAR UN DIARIO. Si el niño ya sabe escribir, este ejercicio le brindará la posibilidad de ensayar cómo expresar sus emociones; así pues, incentívalo a describir el día, algo que esperan con ansias, una situación preocupante; alguna parte de su vida, la cual desea cambiar o le haga sentir orgulloso de sí mismo. Aunque lo ideal sería hacerlo con papel y lápiz, también es válido utilizar dispositivos electrónicos; además, solo necesitarán invertir 10 minutos, mientras lo ayudas a reducir el estrés, conocerse mejor, procesar sentimientos fuertes o resolver problemas.

ACUDIR A UN PROFESIONAL. Aunque pongas en práctica algunas o todas estas recomendaciones, siempre será importante el apoyo de un profesional, cuando las situaciones se salen de control, pues te permitirá entender mejor las emociones experimentadas por el niño y de qué forma ayudarlo a asimilarlas inteligentemente, aprendiendo métodos acertados, en virtud de superar el estrés. Asimismo, los expertos están capacitados para encontrar causas ocultas como traumas, los cuales pueden afectar aún más el comportamiento del menor o impedir resultados positivos en el desarrollo integral del mismo.

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