POR: FABRINA ACOSTA
Siempre es el momento perfecto para cambiar mandatos patriarcales que les impiden a las familias desarrollarse desde relaciones horizontales, circulares e incluyentes. Por tradición, al interior de los hogares y socialmente, los roles masculinos son de proveedores y los femeninos dedicados al cuidado, lo cual solo obedece a estereotipos de género que impiden libertades y garantías de derechos. Aclaro que no solo considero familia, padres, madres o hijos, dado que reconozco la diversidad de las mismas: las madres o padres solteros, la familia extensa y todas las que la realidad pueda brindarnos desde la óptica de las diversidades sexuales.
Partiendo de esta aclaración, me permito hacer referencia a una palabra que me cautiva, como todas las que proponen transformaciones: la mapaternidad, un concepto que plantea una crianza compartida, donde las cargas y el disfrute se viven a la par, los cuidados de los hijos o hijas son responsabilidad tanto de la madre como del padre y los dos asumen un trabajo en equipo, sin cargas inequitativas o para ser más clara, sin sobrecarga en las figuras femeninas. La mapaternidad rompe estereotipos que históricamente asignan roles de crianza, cuidado y abnegación, exclusivamente a las mujeres, es un concepto que brinda esperanzas a una sociedad que, lastimosamente, se ahoga en esquemas machistas.
La familia ha sido el epicentro de diversos mandatos patriarcales que establecen a las mujeres para unos roles específicos; sin embargo, actualmente se reconocen diferentes tipos de familia. En ese sentido, es fundamental analizar el concepto de familia desde un enfoque feminista y crítico con los esquemas; por ello, es importante el papel de las mujeres que se atreven a ejercer sus libertades, sin limitar su vida a roles de maternidad o cuidados del hogar, sino desde la garantía o reivindicación de sus derechos sexuales y reproductivos, de manera amplia, deleitando su rol de madre, sin aplazar sus proyectos y sueños personales.
De este modo, la mapaternidad es una de las revoluciones sentipensantes que se necesitan en las nuevas formas de relacionarse para los procesos de cuidado, crianza y vínculos familiares. Urge que los hombres no se pierdan la oportunidad de vivir la paternidad con sanación de cargas machistas, amplitud afectiva y pactos de amor; por ello, presento tres perfiles de hombres que han abrazado la mapaternidad con profundo amor y pacto salvador, que viven desde la conciencia de cambiar formas machistas, hombres nacidos en el Caribe colombiano, quienes demuestran que lo más sublime de la existencia es lograr transformar modelos para apropiar libertades.
GUILLERMO BAQUERO SERRANO
Padre de Inés y Nor, nacido en Riohacha. Un hombre dedicado a deconstruir esquemas patriarcales y entregar esa mejor versión a sus dos hijas, creyente de las formas pacificadoras de revolución y reivindicación. Experimentó el programa ‘Papá en casa’ en Estocolmo, donde vive actualmente y tiene muchas historias inspiradoras, respecto a sus procesos de cambios para tejer en él una nueva masculinidad, absolutamente comprometida con su paternidad. Integra su rol de esposo y padre con el de ingeniero ambiental. SHEQ —Safety, Health, Environment and Quality— mánager en proyectos de infraestructura en Suecia.
VÍCTOR DE LUQUE VIDAL
Padre de Samuel y claramente defensor de su paternidad activa y vida. Es un ser humano con sentido social y líder de emprendimientos transformadores, quien afirma con vehemencia que no negocia el tiempo de calidad con su familia y los espacios en los cuales le brinda a su hijo la posibilidad de crear libertades para el afecto y libre sentir. Es un guajiro criado en Barranquilla por su madre y abuela, que en medio de matronas aprendió a reconocer su energía femenina, sin miedo a los mandatos machistas; es un hombre enamorado de su esposa e hijo, pero, sobre todo, de su versión, rompiendo mandatos que el mundo machista le impidió y que ahora él busca en sus aventuras con Samuel para deleitarse con absoluta plenitud.
MARCO TURBAY ILLUECA
De él se puede afirmar que es un eterno apasionado de la transformación social, desde la educación, siempre creando y creyendo que todo puede cambiar. Psicólogo, educador, escritor y cocinero; es un esposo tragado, papá pechichón de Victoria, su amada primogénita; quien generosamente se describe como un niño interior en sanación. Su propósito es encontrarse con las búsquedas de otros, mientras en alianza con su esposa Angie, lideran una crianza compartida para su hija, desde visiones creativas, libertarias y humanizadas.
Estas tres historias demuestran que el mundo está cambiando, que hay hombres quienes reconocen en el machismo una esclavitud de la cual es saludable liberarse para vivir en paz, felices y de manera más ligera. Se trata entonces de seguir trabajando, desde cualquier orilla, para lograr deconstruir paradigmas dañinos, que generan inequidades y desigualdades; la humanidad merece vivir desde el respeto por las diferencias, libertades psicoafectivas y constantes transformaciones que traen mejores versiones de personas y, por ende, de culturas.
