Cuando se trata del skincare, algunos expertos indican que, en muchas ocasiones, el orden sí altera los resultados, pues de ello depende la efectividad de los artículos, ya que el momento de aplicación puede facilitar u obstaculizar la absorción del producto sobre la piel, afectando directamente su funcionamiento en la dermis; si deseas aprender a hacerlo correctamente, recuerda la regla básica: ir del más ligero al de mayor densidad. Es importante tener en cuenta que una rutina sencilla no debe prescindir de la limpieza, hidratación y protección; este será el punto de partida para agregar otros elementos, a través de los cuales brindes beneficios a tu rostro. A continuación, La Revista Enfoque te comparte el paso a paso esencial en la utilización de cada cosmético.
DOBLE LIMPIEZA. Este término, definitivamente, ha tomado mucha fuerza, pues mantener la dermis completamente limpia, es clave para absorber los demás productos y lucir un rostro sano; ten presente elegir cada artículo de acuerdo a tu tipo de piel. Empieza por un limpiador, ya sea en aceite, agua micelar, bálsamos, entre otros; con el fin de remover cualquier rastro de sebo o cosmético y, posteriormente, utiliza uno de base acuosa, por ejemplo, jabón, leche, gel, espuma o mousse, que terminará de eliminar la suciedad.
TÓNICO. Uno de los pasos estrella para regular los niveles de pH, facilitando que los demás artículos penetren mucho mejor; puedes elegir el tuyo de acuerdo a tu tipo de piel, ya sea hidratante, que contenga antioxidantes, activos antienvejecimiento, sin alcohol u otros con BHA y AHA, ideales en la disminución de acné. Ten en cuenta que en este paso también se encuentran las brumas o esencias, pues poseen una textura liviana, pero cada una con propiedades diferentes.
SÉRUM. Son artículos con altas concentraciones de diferentes activos, los cuales poseen textura ligera, facilitándoles penetrar mucho mejor y brindar beneficios al interior de la dermis. La variedad de sueros es muy amplia y para escogerlo, solo debes considerar los objetivos que deseas conseguir en la piel, ya sea humectación: ácido hialurónico, antioxidantes: vitamina C, disminuir el sebo: niacinamida o reducir signos de la edad: retinol.
CONTORNO DE OJOS. En este caso debes tener en cuenta la consistencia, pues puedes usarlo antes o después del sérum; lo fundamental es aplicarlo debajo de la crema hidratante, con el fin de que el producto penetre de manera adecuada. Emplea tu contorno desde la parte superior del pómulo, hasta el hueso de la ceja, evitando llegar al área del párpado. Puedes complementar esta parte de la rutina con masajes de face yoga, destinados a esta zona del rostro.
HIDRATANTE. La hidratante sellará los productos aplicados, beneficiando la acción de los sérums; además de proteger la barrera natural. Antes de elegirla, recuerda tener muy en cuenta tu tipo de piel, necesidades especiales, si la utilizarás de día o noche, el clima y demás; lo anterior, debido a los cambios de la dermis.
ACEITE. Normalmente, puedes encontrar opiniones opuestas, pues esto dependerá del aceite escogido y la textura del mismo. Ciertos óleos como el de almendras o marula, permiten mezclarse junto a la hidratante; pero si eres de piel grasa o propensa al acné, utiliza productos más ligeros: jojoba o rosa mosqueta, antes del protector solar. Estos artículos son excelentes para lucir un rostro radiante; sin embargo, es mejor prescindir de ellos, en caso de utilizar varios sérums en la rutina.
BLOQUEADOR SOLAR. Por último, pero no menos significativo, el protector solar. Sin importar la textura de tu bloqueador, debe ir al final, pues al impedir la entrada de los rayos UV, puede dificultar la absorción de otros artículos en la rutina: hidratantes, sérums, aceites y demás. En caso de usarlo en polvo, recuerda aplicarlo después del maquillaje, aunque estos deben ser utilizados para reforzar y no como única defensa contra la radiación. Este producto evitará el daño a causa del sol y todo lo que ello conlleva: manchas o signos del envejecimiento.
