POR: OWEIMAR OLARTE
Dejando atrás los dolorosos estragos de la pandemia, llegan nuevas noticias, en materia de riesgos para este 2023, como la continuidad de conflictos entre países —Ucrania y Rusia—, catástrofes naturales; peligros ambientales, relacionados con el cambio climático, y otra problemática que pasa imperceptible para la mayoría de la población, pero notamos su existencia cuando somos víctimas de ella: la ciberdelincuencia en todos los niveles.
La conexión de los sistemas, el incremento de la digitalización, la adopción del guardado de nuestros archivos en la nube, el trabajo remoto, entre otros, han hecho que los riesgos cibernéticos crezcan, captando la atención de estados, empresas y personas. Para el caso de Colombia, en los últimos meses, hemos visto noticias de ataques cibernéticos al sector salud, defensa, entidades públicas y cientos de ciudadanos, quienes no entienden cómo sus cuentas de Instagram, Facebook y WhatsApp son robadas para cometer todo tipo de delitos mediante ellas. Esto, es solo la punta del iceberg, pues día a día, en el país, se presentan denuncias por estafas, hurtos, suplantaciones y extorsiones en medios digitales, siendo difícil para las autoridades su contención, llegando a desbordar las capacidades institucionales y corporativas. Ante este panorama, podemos afirmar que, hoy por hoy, con tan solo tener un teléfono o cuenta de correo electrónico, podríamos ser fácilmente blanco de ataques cibernéticos, pero ¿qué hacer para ayudar a contener y prevenir la acción de estos criminales?
En primer lugar, una de las acciones que a menudo nos recomiendan, es no dar clic o ingresar a links de dudosa procedencia, que llegan por mensajes de texto o correo electrónico, estando alerta cuando se nos sugiere entrar a enlaces o páginas con ofertas demasiado buenas para ser ciertas o que provienen de fuentes desconocidas —lo mejor es borrar este tipo de mensajería—. Además, en el sector financiero, constantemente, recalcan que nunca se pedirán claves o números de tarjetas por vía telefónica para acceder a las cuentas bancarias; por ello, es muy importante no dar información relacionada por ningún medio y, en caso de tener dudas, preferiblemente, cuelgue la llamada y confirme con su corporación, a través de algún canal de confianza.
Otra forma de estafa digital se puede generar cuando realizamos búsquedas por Internet, donde existen páginas que simulan a las originales, con el fin de apoderarse de nuestros datos personales y financieros —esta práctica cibercriminal se le conoce como phishing—; por ello, es mejor escribir la URL que necesitamos o si la encontramos en los resultados del explorador, verificar muy bien que no tenga errores de escritura en su encabezado o en el cuerpo del sitio web. Por lo general, al investigar, los primeros enlaces que ofrece Google son páginas que pagan publicidad para salir en esos lugares; debido a esto, es importante tomar un par de segundos más y mirar otras alternativas después de la tercera o quinta opción brindada.
Quizás, una de las recomendaciones más triviales puede ser: nunca reveles tu contraseña; realmente, es un error común; además, muchas víctimas las dejan escritas en sus teléfonos; para ello, la sugerencia, si no logras memorizar todas tus claves, apúntalas en papel, agenda, cuaderno u otro lugar y guárdalas de forma segura; pero, recuerda, y perdona la insistencia, nunca guardes una contraseña en tu computador, teléfono o algún otro dispositivo, esto puede considerarse de alto riesgo, pues ingresar a tus datos será el principal objetivo del atacante. También, es fundamental cambiar con regularidad las claves y activar la doble autenticación —es simplemente añadir una segunda capa de protección, por ejemplo, recibir un código a nuestra mensajería o una llamada cuando iniciamos sesión—.
Ante la digitalización del mundo, la conectividad, los avances tecnológicos como la inteligencia artificial —IA— y la rápida adopción de las criptomonedas, es clave enseñar sobre ciberseguridad en colegios y universidades. La concientización a nuestros jóvenes, sobre el peligro al que se exponen cuando están conectados a la Internet —en juegos en línea o redes sociales—, es urgente, pero mientras esto sucede y se logre entender las precauciones que se deben tomar, debemos estar preparados y cumplir con acciones mínimas como las vistas anteriormente, evitando dolores de cabeza mayúsculos, pérdidas de tiempo, dinero y, sobre todo, nuestra privacidad.
No podríamos cerrar este artículo, sin antes invitar a denunciar todo hecho que se presente de estafa, robo, suplantación de identidad o extorsión, a través de medios digitales. Es muy común tener miedo de acudir a las autoridades, pero es la manera de dar inicio formal a un proceso penal, ante la ocurrencia de un suceso punible; además, si se denuncia, se podrá actuar con mayor contundencia ante este flagelo que cada día crece, causando temor y destruyendo vidas.
