En el 2019 tuve la oportunidad de conocer nuevas técnicas en el maquillaje, salir de esa zona de confort en donde me había encerrado desde que estoy en este camino, hace más de diez años, haciendo reviews de productos, y adentrarme a la parte más artística, a la cual siempre le he tenido respeto. Agradezco la oportunidad que me dio la vida de recorrer este camino y cada vez más valorar el arte que se esconde tras cada pincelada que traza un maquillador.
Cuando estudié arte hace algunos años atrás, descubrí que detrás de las obras terminadas está la expresión de cada artista, sin importar la corriente que sigan, pues un trabajo terminado siempre será una obra de arte bajo los ojos de pocos o muchos; es allí, donde está lo magnífico del arte, lo cual interpreté luego de entrevistar a varios maquilladores de la industria colombiana. En aras de que conocieran más de lo que los representaba, hicimos videos para IGTV, en donde aprendimos a través de varias técnicas y el mismo lienzo —mi rostro—que no hay una verdad absoluta, sino formas de expresión distintas llegando a un mismo resultado: un excelente trabajo. Tras cada obra terminada está el trabajo, la expresión y técnica de cada uno, todas creadoras de verdades como si Claude Monet de la corriente impresionista le dijera a Salvador Dalí que sus obras no son buenas solo porque este trabaja el surrealismo.
La semana pasada mostré por medio de historias cada maquillaje que me realizaron y la versatilidad que tenían, generando respuestas favorables a las fotografías y técnicas que más les llamaban la atención, sin desmeritar los otros trabajos. Lo que no quiero que olviden es que el maquillaje está para hacernos felices y expresar lo que sentimos, la manera en cómo te quieres ver y lo que deseas transmitir a los demás; el maquillaje está para comunicar una realidad absoluta la cual es: tu verdad.
