Por: María Isabel Cabarcas
“Entre el arte y la cerveza, Múnich es como un pueblo acampado entre colinas”,
Heinrich Heine.
Narrar sobre las bondades de visitar esta ciudad cosmopolita, fluye naturalmente por sus notables características y especiales particularidades que la consolidan entre los destinos favoritos de quienes tenemos el privilegio de conocerla. La capital de Bayern se asemeja a un escenario vivo que constantemente mantiene los brazos abiertos al turista, esperando ser abrazada fuertemente y aferrarse a ella por largo tiempo. Su historia se remonta al siglo VIII, siendo fundada por monjes benedictinos, quienes llegaron de la abadía, ubicada a orillas del lago Tegernsee. Múnich, es al mismo tiempo una de las ciudades con la mejor calidad de vida no solo de Alemania, sino del mundo, lo cual es evidente al transitar de forma desprevenida por los múltiples espacios y atractivos, tanto naturales como urbanos.
Entre los más concurridos sitios turísticos, se encuentran Marienplatz, la icónica plaza sobre la cual se sitúa una columna elevada con una estatua dorada de la Virgen María, ubicada frente al edificio del Nuevo Ayuntamiento, cuya arquitectura de estilo neogótico, captura todas las miradas, especialmente por el espectáculo que ofrece a las once de la mañana y a las cinco de la tarde, horas en las que el Glockenspiel —carillón— cobra vida temporalmente, al desplegarse la representación de una tradicional boda de la nobleza bávara con sus personajes, música y vestuario; mientras en la parte inferior se ejecuta la ‘Danza de los toneleros’. En esa misma edificación, funciona la Oficina de Turismo, donde de forma gratuita y permanente se obtiene información de interés sobre la ciudad; allí, se encuentran los asediados guías turísticos de varias nacionalidades, quienes en diversos idiomas, con una dosis de simpatía y buen humor, conquistan la atención de los grupos visitantes, mediante interesantes relatos cargados de valiosa información sobre la historia, economía, geografía, arquitectura y cultura de Múnich.
El Jardín Inglés —Englischer Garten— es todo un paraíso, siendo uno de los más grandes parques urbanos del mundo; atravesado por el arroyo Eisbach, este extenso lugar, colmado de espacios verdes, árboles, senderos y puentes, resulta para locales y visitantes, toda una aventura por sus diversos matices experienciales; allí, se pueden disfrutar de largas caminatas,pícnics, ciclopaseos e, incluso, observar a los osados practicantes de riversurf, quienes protegidos con trajes de neopreno, dadas las bajas temperaturas y aprovechando la alta velocidad del cauce del arroyo, se aventuran a sus aguas en busca de la tan codiciada adrenalina, adictiva para estos deportistas extremos. Este esplendido escenario natural cuenta con aproximadamente 4.17 km² de extensión.
Los muniqueses se enorgullecen de haber sido la sede de los Juegos Olímpicos en el año 1972. Bellos escenarios deportivos y pasos peatonales se ubican en Olympiapark, donde al final de una extenuante caminata por espacios naturales, se podrá disfrutar de una exquisita cerveza al aire libre, acompañada de un gran pretzel de singular sabor salado, o de la tradicional salchicha alemana.
Para los amantes de los automóviles, la oportunidad de visitar el museo de la afamada casa automotriz BMW, será alucinante; durante el recorrido, se pueden observar e, incluso, montar los más populares modelos, así como las motos Harley-Davidson, los modelos de la marca Mini y los elegantes Rolls-Royce de la misma casa. El edificio de creativo y moderno concepto arquitectónico, donde funciona el área administrativa de esa marca, es imponente.
Odeonsplatz, es otra de las plazas de Múnich, semejante a una gran y permanente exposición de obras de arte, pues allí se halla Münchner Residenz, Feldherrnhalle, la iglesia de los Teatinos y Hofgarten. Para los amantes del arte y la arquitectura, recorrer la ciudad detallando los monumentos, contemplando los diversos estilos que exhiben las edificaciones antiguas y visitar los museos, se convertirá en uno de los mejores planes durante su estancia.
A través del metro, en tranvía o caminando, con gran facilidad se atraviesa la ciudad, conociendo las múltiples atracciones que posee, como el Palacio de Nymphenburg o el Castillo de Blutenburg, reconocidos además de su arquitectura por sus hermosos jardines, lagos, arroyos y vegetación. Dado que Alemania es el país de la confianza, no existen máquinas tiqueteadoras en el metro que controlen el acceso a este medio de transporte, pues se presume de buena fe, que todos los que lo abordan han adquirido y pagado previamente su boleto.
La gastronomía bávara está colmada de diversas preparaciones a base de carne de cerdo, papas, repollo, vinagre y, por supuesto, de embutidos a base de carne de ternera como sus mundialmente famosas salchichas, las cuales se consumen acompañadas en ciertos casos con mostaza dulce. La cerveza es, por supuesto, la bebida más popular, siendo esta ciudad alemana la sede de tradicionales fábricas cerveceras: Hofbräuhaus, Löwenbräu, Spatenbräu, Hacker-Pschorr, Paulaner y Augustiner-Bräu Wagner KG; esta última, la más antigua de todas. Cada casa cervecera posee amplios espacios, algunos de ellos al aire libre, donde locales y visitantes se reúnen para comer y beber compartiendo mesa, incluso, con desconocidos, a fin de promover el intercambio cultural y el relacionamiento social. Oktoberfest es la fiesta más popular en la que se ovaciona la afición por el ‘oro líquido’, como se le conoce también a la cerveza, al tiempo que se disfrutan espectáculos públicos y se recibe a turistas de todo el mundo, quienes llegan atraídos por la peculiar celebración.
Viajeros, abran su corazón a Múnich, disfruten este encantador destino alemán que sé, conquistará sus sentidos con los múltiples encantos, dejando una huella perenne entre sus más gratas memorias, pues es el corazón citadino de la cultura Baviera.
Mis diez recomendados:
- Presenciar a las once de la mañana y a las cinco de la tarde el espectáculo del Glockenspiel —carillón— en la fachada del Nuevo Ayuntamiento en Marienplatz.
- Visitar las hermosas iglesias como Frauenkirche —catedral—, Asamkirche, Michaelskirche, Theatinerkirche y Peterskirche; todas son maravillosas, con diferentes estilos arquitectónicos y están llenas de arte e historia.
- Recorrer Englischer Garten, relajarse, conectar con la naturaleza y disfrutar del paisaje, respirando aire puro durante largas caminatas.
- Caminar por Olympiapark, subir hasta el mirador, disfrutar la vista y tomarse una cerveza que pueden pedir diciendo: “Swei helles halbest liter”.
- Hacer el recorrido por el centro de la ciudad con el acompañamiento de un guía turístico para conocer más sobre la historia y cultura de Múnich.
- Disfrutar un pretzel en alguno de los puestos de comida callejera en Marienplatz.
- Consentir el paladar en cualquiera de las casas cerveceras, pues la atención es esmerada, la comida deliciosa y la cerveza literalmente es ‘oro líquido’.
- Entrar al Museo BMW, recorrerlo sin prisa, montarse en los autos exhibidos —no en todos los casos está permitido— y comprar algún souvenir.
- Visitar los hermosos castillos y los interesantes museos Lenbachhaus, Neue Pinakothek, Alte Pinakothek y Pinakothek der Moderne.
- Probar las preparaciones de los puestos de comida que se ofertan en las plazas de mercado locales, y, nuevamente, acompañarlas de la exquisita cerveza bávara.