A medida que los modelos de trabajo evolucionan, ciertos términos autoritarios, como el de jefe, van quedando en el pasado, dándole espacio a otros, por ejemplo, líderes, refiriéndose a personas con la capacidad de influir, motivar y organizar a equipos en diferentes ámbitos, ya sea en la familia, amistades, empresas, estudios y demás, donde se involucren varios individuos para lograr un objetivo en común. Así pues, quienes demuestran tener aptitudes al ejercer esta labor, terminan destacándose y aunque muchos expresan que es una cualidad innata en algunos seres humanos; también, es cierto que todos podrían desarrollarla conociendo las características principales de un buen líder y velando por mejorarlas, reconociendo los puntos fuertes o debilidades de cada personalidad.
Si deseas convertirte en un buen líder, debes conocer algunas características, por ejemplo, la comunicación, acción clave en los seres humanos cuando se trata del trabajo en equipo; debido a lo anterior, es importante centrarse en la asertividad y, para ello, resulta fundamental saber cuáles son los objetivos, con el fin de conseguir transmitirlos de forma clara, amable, directa, utilizando las palabras adecuadas; asimismo, escuchar activamente, entendiendo los sentimientos del interlocutor y responder a la solicitud o idea expresada. La determinación es otro aspecto significativo, relacionado al enfoque, confianza e inspiración, es decir, tener una visión exacta, mantenerse concentrado en las metas y exteriorizar seguridad, creando las bases necesarias que permitan a los involucrados adquirir sentido de pertenencia, pasión e interés en cada una de las labores emprendidas.
Entre otras características, encontrarás la honestidad, integridad, paciencia y empatía, las cuales terminan siendo claves, si deseas experimentar un ambiente de trabajo óptimo, pues los líderes generalmente ven más allá del sentimiento de autoridad, tener siempre la razón o infundir miedo en el equipo; esto, también los lleva a mantener la mente abierta ante las dificultades enfrentadas, permitiéndoles ajustar las acciones, según sea necesario. De igual forma, demuestran capacidad de decisión, asumir riesgos y, al crear vínculos reales junto a colegas, logran conocer fortalezas y debilidades, facilitándoles asignar las diferentes actividades requeridas en la obtención de las metas; a su vez, deben saber cuándo actuar, cómo hacerlo y adquirir el mayor conocimiento de los errores, transformándolos en aprendizaje para todos los involucrados.
Las diversas facetas de la cotidianidad representan retos; particularmente, los líderes deben hacer frente a los cambios de pensamiento, tecnología y relacionamiento, por ello, cada una de las habilidades, previamente mencionadas, son claves para poder conseguir los objetivos en organizaciones donde el talento humano se convierte en parte esencial.
