POR: LINA M. PÉREZ REBELLÓN
El láser llegó para revolucionar la práctica de la odontología, reducir los niveles de ansiedad y miedos que algunos pacientes tienen al asistir a este tipo de consultas. Todo el tiempo estamos en constante cambio y la odontología no ha sido la excepción, pues ha evolucionado, considerablemente, a través de los últimos años. La ciencia y tecnología han influenciado positivamente, permitiendo el perfeccionamiento de diversas técnicas utilizadas en los tratamientos odontológicos, buscando soluciones menos invasivas y altamente efectivas, generando así, mayor confort y múltiples beneficios para los pacientes.
Dentro de las alternativas tecnológicas más modernas, eficientes y eficaces, empleadas en consulta dental, se encuentra el láser; esta palabra es un acrónimo del inglés light amplification by stimulated emission of radiation —luz amplificada por emisión estimulada de radiación—. Su fundamento teórico fue planteado en 1916 por Albert Einstein, quien explicó cómo los “electrones pueden emitir luz a una longitud de onda específica a partir de una intervención externa” (Ibarra et al., 2018); posteriormente, dichas teorías fueron aplicadas por Townes, en 1950, quien construyó el primer dispositivo de trabajo; diez años más tarde, en 1960, Theodore Maiman completó el primer equipo funcional: láser de rubí. Sin embargo, fue hasta 1965 que el dermatólogo Goldman realizó la primera aplicación del láser “in vivo”, cuando intervino un diente de su hermano odontólogo, que manifestó ausencia de dolor durante y después de la irradiación con láser de rubí, en un procedimiento operatorio (Ruíz-Esculpi et al., 2013).
Podemos ver que el láser viene usándose desde hace mucho tiempo en procedimientos médicos, estéticos y odontológicos; particularmente, en este último ha tomado gran auge, ya que cada vez se hace más necesario implementarlo en consulta dental. Además, actualmente, la evidencia científica respalda sus múltiples beneficios y pocas contraindicaciones.
Los sistemas láser pueden ser clasificados de diversas formas: longitud de onda, medio activo y forma de emisión —continua o de pulso—; sin embargo, la manera más frecuente de clasificarlos es por la potencia con la que son usados; en ese caso, existen dos grandes grupos: láser de alta potencia —quirúrgico— y baja potencia —terapéutico—. Este último, cuya potencia no sobrepasa los 0.5W, es el más utilizado en la práctica odontológica, siendo el láser de diodo el más destacado, ya que genera diversos beneficios para nuestros pacientes. Es importante resaltar que, no causa irradiación, no provoca cambios en las células, ni en el ADN; por ende, no tiene efectos cancerígenos, lo que nos permite usarlo con total seguridad. El láser de diodo se ha convertido en una herramienta tecnológica significativa en nuestra consulta y muy útil en las diferentes especialidades de la odontología que conocerás a continuación.
ORTODONCIA. Especialidad encargada de mejorar la posición de los dientes. El láser se utiliza con la finalidad de acelerar el movimiento dental, haciendo más cortos los tiempos de tratamiento; evitando así, enfermedades periodontales, aparición de manchas, reabsorciones radiculares o caries, como consecuencia de tratamientos ortodónticos prolongados; de igual manera, ayuda con el manejo del dolor, debido a su mecanismo de acción en la reparación dental, por su acción antiinflamatoria y analgésica; asimismo, favorece en la prevención de la desmineralización del esmalte dental, la adhesión y remoción de brackets.
PERIODONCIA. Especialidad encargada de los tejidos de soporte del diente. El láser es muy eficaz, gracias a su poder bactericida; se puede emplear en pacientes con pérdidas óseas moderadas, a fin de favorecer la regeneración del tejido y eliminación de bacterias. A su vez, el manejo de tejidos con la longitud de onda quirúrgica realiza cortes precisos y de rápida recuperación.
ENDODONCIA. Especialidad encargada del manejo de los conductos dentales y el dolor. El láser se convierte en un gran complemento del tratamiento convencional, ya que permite la desinfección de los conductos radiculares y es eficaz en la reducción de molestias.
CIRUGÍA ORAL. Especialidad encargada de todos los procedimientos quirúrgicos en boca. Es muy eficaz en los tratamientos que incluyen tejidos blandos y da la posibilidad de realizarlos sin aplicar anestesia inyectable o hacer suturas. Lo anterior, le facilitará al paciente sentir menos temor y que en su postoperatorio experimente una cicatrización favorable, sin dolor o edema.
ODONTOLOGÍA ESTÉTICA. Encargada de generar armonía y belleza en la sonrisa. El láser de diodo se ha convertido en gran coadyuvante, permitiendo la aceleración de los compuestos químicos del blanqueamiento dental; traduciéndose esto, en mejores resultados y minimización del tiempo de tratamiento.
ODONTOPEDIATRÍA. Especialidad encargada de la odontología en niños. La laserterapia nos colabora en el manejo de los niveles de estrés y ansiedad que manifiesta la población pediátrica en procedimientos odontológicos invasivos; también, ayuda a reducir los tiempos de cicatrización de lesiones como las aftas bucales, que son muy frecuentes en estos pacientes.
Actualmente, el equipo que tenemos en nuestra clínica es el láser de diodo Gemini de Ultradent, uno de los más modernos y completos del mercado, muy versátil, gracias a sus dos longitudes de onda; permitiéndole tener diversidad de aplicaciones, siendo útil en intervenciones terapéuticas y quirúrgicas —tejidos blandos—. En síntesis, la tecnología láser es una excelente opción para realizar procedimientos en las diferentes áreas de la odontología; especialmente, aquellos que involucran tejidos blandos. Sin embargo, resulta necesario que el personal de la salud encargado de realizar tratamientos con láser, se encuentre certificado y cuente con los conocimientos, habilidades y destrezas para manipular los equipos, con el fin de brindar seguridad y efectividad a los pacientes durante la consulta dental.
