POR: MARÍA ISABEL CABARCAS
Oxford o ‘La ciudad de las agujas’, así llamada por estos distintivos símbolos arquitectónicos, propios del estilo gótico, me recibió con un frío penetrante que congelaba hasta el aliento. Llegué desde Londres, después de un corto trayecto, en medio de un verde paisaje, a su pequeña estación de trenes, donde iniciaría mi recorrido a pie, por una ciudad icónica que se ha convertido en un templo del saber. Sentía una ansiedad indescriptible por encontrarme allí, de la mano de mi querido hermano Juan Felipe Romero, quien cursaba su maestría en Políticas Públicas en el Green Templeton College y me llevaría a descubrir las maravillas de ese incomparable lugar.
Hablar de Oxford nos lleva a pensar inmediatamente en los grandes personajes de la ciencia, política, economía y literatura, que han transitado por su universidad, la cual se encuentra entre las diez mejores del mundo. No en vano, figuras de la ciencia como Albert Einstein, Stephen Hawking y Tim Berners-Lee la eligieron para estudiar. Por sus diversos colleges han pasado 55 premios nobel, 28 primeros ministros británicos, 1 primera ministra india, 1 primera ministra de Pakistán, entre otros líderes mundiales. Se dice que la universidad fue fundada de forma consuetudinaria y progresiva, a partir del siglo XI.
La relación de Oxford con la literatura es muy estrecha. Su nombre está ligado al universo de ‘Alicia en el país de las maravillas’, cuyo autor, Lewis Carroll, siendo profesor de esa universidad, le relataba a Alicia y sus hermanas —hijas de un decano— historias de fantasía, para ceder luego a la petición de Alicia que se la escribiera. Otros escritores pasaron por este templo como Oscar Wilde y J. R. R. Tolkien —autor de ‘El señor de los anillos’—. Asimismo, los relatos mundialmente famosos de Harry Potter, hallaron allí escenarios propicios para ambientar sus escenas, como las imponentes escaleras, donde se les da la bienvenida a los estudiantes de primer año o el salón Divinity School en Bodleian Library —inaugurada en 1602—, que contiene más de 11 millones de títulos, ubicados en 176 kilómetros de estanterías y 2500 asientos en sus salas de lectura. El hermoso techo del Divinity School, salón dedicado a clases de teología, fue tomado como enfermería en Harry Potter; allí, se observan bóvedas de lierne en estilo perpendicular. Otro de los escenarios más visitados es el increíble comedor Great Hall del Christ Church College, que inspiró el del plató de la película. Allí, es muy tradicional el exquisito fry-up o full english breakfast, que combina huevos pochados o en otras preparaciones, tomates asados, salchichas, tocino, alubias, champiñones enteros y croquetas de papa; también, puede ir acompañado de pan o waffles con mantequilla y mermelada, este fue nuestro menú, aunque el mío vegetariano, en tan espectacular comedor.
Lugares bellísimos como el Covered Market; el Castillo de Oxford, que data del siglo X; la Radcliffe Camera o sala de lectura de la Biblioteca Bodleiana; el hermoso Puente de los Suspiros, que es una réplica del original, situado en Venecia, o la primera casa de Oxford, que data del siglo X, son algunos de los sitios más buscados por turistas para tomarse fotografías. En Oxford vivió también Edmond Halley, el célebre científico que descubrió el cometa que lleva su nombre, estando justamente en el techo de su vivienda.
Con Edgar Picón, Juan Felipe y yo, tres guajiros unidos por la amistad, probé la tradicional sidra en el Oxford Union Club, lleno de fotografías y recuerdos de quienes han pasado por allí. Muy cerca, se ubica el Oxford Union Society, al que han pertenecido la Madre Teresa de Calcuta, Margaret Thatcher, el dalái lama y, además, ha sido escenario de interesantes y candentes debates en torno a temas de interés mundial, de los cuales han participado reconocidos invitados de variados perfiles y lugares del planeta.
A veinte minutos del centro de Oxford se encuentra el Palacio de Blenheim, cuna accidental de Winston Churchill —primer ministro británico durante la Segunda Guerra Mundial— y cuyo terreno fue donado para su construcción por la reina Ana, siendo obsequiado, posteriormente, al duque de Marlborough por haber encabezado la batalla de Blenheim. Esta imponente edificación ha sido elegida en variadas ocasiones para ser escenario de películas de Hollywood, entre ellas, una de James Bond y ‘Cenicienta’. Fue declarado Patrimonio Arquitectónico de la Humanidad por parte de la UNESCO en 1987 y es el único palacio en Reino Unido que no pertenece a la iglesia o monarquía.
Otro interesante lugar es el Museo de Historia Natural de la Universidad de Oxford, fundado en 1855, que contiene una réplica del tiranosaurio rex y el pintoresco pájaro denominado dodo, que se extinguió aproximadamente a finales del siglo XVII. Llama la atención a los visitantes del barrio Headington, el tiburón sobre el techo de una de sus casas, obra del artista John Buckley. Como dato destacado, en su escuela de medicina se descubrió la penicilina —1945—, siendo ganadores del Premio Nobel: Fleming, Florey y Chain.
Tras los pasos de la más joven ganadora del Premio Nobel de Paz —tenía 17 años en el 2014—, originaria del Valle de Swat, situado en Pakistán, sobreviviente a sus 15 años de un atentado perpetrado por talibanes, defensora de la educación de las niñas; llegué a Lady Margaret Hall, el college de mujeres más antiguo y tradicional de Oxford, que data de 1878, siendo el primero para mujeres en esa ciudad. Actualmente, Malala Yousafzai cursa sus estudios universitarios en Filosofía, Política y Economía, siendo, además, embajadora de ese college, realizando recorridos para los jóvenes interesados en estudiar allí. Ella es una de mis heroínas, y recorrer los mismos lugares por los que transita cada día, me hizo sentir un poco más cerca de su ser, por todo lo que significa para la lucha femenina por la educación en el mundo entero. Es probable que a mi llegada estuviera con su familia en Birmingham, donde residen después del atentado.
Aunque las circunstancias que a nivel mundial vivimos hacen parecer cualquier lugar del mundo extremadamente lejano, tengo la esperanza de que algunos se inspiren en conocer a Oxford y lo elijan como su próximo destino, enamorándose de esta histórica e icónica meca de la sabiduría, academia, literatura, arquitectura y el conocimiento.