POR: JAVIER MAZENETH
La crisis que ha traído consigo la pandemia que hoy vivimos, a causa de la COVID-19, ha producido en los gobiernos un caos de magnitud e impacto sin precedentes; esto, los ha obligado a pensar fuera de la caja y transformarse, alejándose, en cierta medida, de sus funciones tradicionales de reguladores para convertirse en actores activos de la cadena de suministro sanitaria, según explica DHL (2020, p.4). Asimismo, determinan que las lecciones aprendidas han convertido a muchos países en especialistas logísticos, demostrando que la planificación eficiente y una serie de cooperaciones efectivas, con socios claves a lo largo de las cadenas de suministros, pueden constituir importantes factores de éxito para los estados en su intento por asegurar las provisiones médicas críticas durante las emergencias sanitarias.
De acuerdo al estudio de DHL (2020) la magnitud de la primera ola de infecciones por COVID-19, en todo el mundo, dejó al descubierto la existencia de varios desafíos logísticos en dos eslabones de la cadena de abastecimiento: primero, en la logística interna y segundo, en la red o modelo de distribución; un ejemplo claro y concreto se dio en la dotación de equipamiento o Elementos de Protección Personal —EPP— y los dispositivos especializados de soporte ventilatorio —ventiladores—. En ese sentido, los problemas de calidad de los productos, las restricciones en las capacidades de transporte, los complejos procesos de aduanas y regulación que incrementaban el riesgo de retrasos; así como las dificultades de almacenamiento, la falta de información y transparencia en cuanto a los niveles de existencias, plantearon inconvenientes significativos (p.4) los cuales ralentizaron el flujo logístico alrededor de este tipo de mercancías que, para ese momento de crisis, significaban la vida o muerte de muchas personas afectadas por un virus implacable que no tiene distingo de edad, género o clase social.
Dado el contexto anterior, quiero centrar este breve análisis en los dos eslabones mencionados inicialmente, pues es allí, donde la logística tuvo el mayor reto para el 2021, en lo referente a garantizar cadenas de abastecimiento flexibles, resilientes y colaborativas, mediante las cuales puedan asegurar el suministro oportuno de las vacunas, garantizando su inocuidad y el adecuado manejo de la cadena de frío, así como la trazabilidad a lo largo de toda la red de distribución global.
Dentro del suministro mundial de la vacuna, es importante mencionar algunos aspectos claves que los países deben tener cubiertos para afrontar, de manera eficaz, este desafío logístico. Un adecuado abordaje de estos puntos, a lo largo de la cadena de abastecimiento de la vacuna para la COVID-19, es de vital importancia, ya que son los que le han dificultado a muchos gobiernos la labor de asegurar un servicio eficiente, oportuno y focalizado. Dentro de dichas características, consideramos el transporte y consolidación del suministro de vacunas en el país proveedor o de origen, para lo cual es fundamental llevar un análisis detallado sobre controles de calidad locales y evaluar las condiciones para garantizar una provisión constante por parte de los proveedores, en este caso, las farmacéuticas; aquí, también se hace sustancial identificar los cuellos de botella en las capacidades de transporte y la transparencia limitada con gran atención en la calidad.
Un segundo aspecto, no menos importante, se refiere al proceso de regulación y aduanas; aquí, es muy común toparse con frecuentes cambios en la normativa de importación, algunas variaciones entre naciones; asimismo, procesos, trámites lentos y burocratizados que podrían entorpecer o ralentizar el flujo logístico para el suministro oportuno de las vacunas. Otro punto a considerar es el transporte internacional —tránsito a país destino— donde deberá definirse de manera clara y concreta las limitaciones en la capacidad de carga aérea, todas las especificaciones necesarias para la movilización, garantía y correcto manejo de la cadena de frío requerida; además del lead time —tiempo de entrega— asociado a los envíos internacionales.
El control de calidad para este tipo de mercancías—vacunas ultra refrigeradas— se vuelve un aspecto logístico súper crítico a tener en cuenta, ya que se debe garantizar la continuidad de la cadena de frío, desde el origen hasta el punto final; lo anterior, podría representar un reto para el transporte aéreo; también, en los nodos logísticos o concentradores de carga, ya que una cantidad importante de vacunas son desechadas por efectuarse controles de calidad solo a la llegada. Muy relacionado con los anteriores aspectos de calidad y transporte está el almacenamiento, pues las condiciones para los diferentes tipos de vacunas, probablemente, variarán en función de los requisitos de temperatura necesarios a lo largo de la cadena de suministro (DHL, 2020).
“Para establecer los requisitos de la logística de distribución, el primer paso consiste en determinar los lugares de recepción y almacenamiento de la vacuna” (García y Villa, 2020) para lo cual el principal reto será el de garantizar la continuidad en la cadena de frío a lo largo de todo el flujo logístico. Un claro ejemplo del desafío logístico de almacenamiento se plantea con la vacuna Pfizer, la cual debe almacenarse a temperatura entre -80°C y -60°C —más gélido que la Antártida—, mientras que la Moderna también necesita estar a -50°C y -15°C —congelador estándar— el resto de vacunas, las cuales no desarrollan tecnología ARN mensajero, presentan restricciones menores de almacenamiento en frío (García y Villa, 2020).
La pandemia por COVID-19 ha evidenciado el gran desafío que tendrán los gobiernos del mundo y es la capacidad logística para abordar con éxito la próxima crisis sanitaria global; en dicho caso, será necesario tener cadenas globales de suministro resilientes, veloces y adaptativas, las cuales permitan contar con los insumos requeridos en cantidades, especificaciones y tiempos necesarios para salvar vidas.
